Favorece la activación del riego sanguíneo y linfático a través de movimientos suaves y drenantes y también de vaciados venosos.
Al realizarse de «distal a proximal«, lentamente y sin exagerar la presión, los vasos sanguíneos se vacían provocando una retención sanguínea momentánea que después, con la variación de presión, incrementa el flujo sanguíneo que tiende a rellenar los vasos libres, mejorando la circulación y el intercambio de oxígeno, nutrientes y desechos metabólicos a nivel celular.
Con esta técnica conseguimos movilizar los líquidos corporales y facilitar la eliminación de toxinas.